¿Te digo la verdad? Me niego a
creer que no fuimos nada. Mi cabeza no puede concebir la idea de no formar parte
de tu pensamiento de vez en vez.
¿Qué tan mala puede llegar a ser
una persona? ¿Cuánto daño puede causar? ¿Cuánto empeño puede dar en el arte del
engaño? Tú no, tú eres bueno, amable, cariñoso… tú no tienes ni un gramo de
maldad en u ser. No puedes ser tan malo, cruel, egoísta; sin embargo lo eres,
lo fuiste y lo serás el resto de tus días.
Te hirieron, te destruyeron, te
rompieron en mil pedazos. Y caminas por la vida haciendo exactamente lo mismo. No
entiendo nada, de verdad que no ¿no es mejor hacer el bien? ¿Qué no es
preferible aprender de los errores? Pues no. Ya me di cuenta que tu mente está
bloqueada por todo el odio que te consume por dentro, que vuelve a destruirte.
De todo corazón, sin rencores,
sin resentimientos, espero que algún día recapacites. Que el trozo de hielo que
tienes por corazón logre derretirse y lata más fuerte que nunca. Que la alegría
regrese a tus ojos, tu sonrisa resplandezca de nuevo. Ojalá encuentres el amor,
que yo haré lo mismo.
Por último, gracias. Sí, te
estoy agradeciendo todo el dolor, lágrimas, dolores de cabeza, noches en vela,
apatía, depresión. Gracias por romperme el corazón y abrirme los ojos. Sin ti,
no habría enfrentado mis miedos.
Gracias por hacerme una persona
más fuerte, valiente, algo desconfiada, ruda. Me enseñaste a no darlo todo por
alguien que no da nada, que no vale nada.
Gracias por la mala experiencia.
Ahora sé lo que no debo hacer.
Jueves
4 de Septiembre de 2014
